El 6 de diciembre de 1996 la UNESCO declaraba a Cuenca como Ciudad Patrimonio de la Humanidad por ser un ejemplo de ciudad medieval fortificada que conserva su paisaje urbano original y que confluye a la perfección con paisaje natural que la rodea.
Han pasado casi 27 años y Cuenca ha mantenido esos valores que la hicieron merecedora de ese galardón, adaptándose a los nuevos tiempos, pero conservando esa raíz histórica que la ata a las rocas sobre las que está erigida.
Esa herencia recibida debemos gestionarla de manera adecuada, ya que es nuestro bien más preciado. Por ello, era necesario reunir en una monografía a diversos expertos que analizasen desde un punto de vista interdisciplinar algunas cuestiones de los procesos formativos de la ciudad, tanto geográficos como históricos, y constructivos. Así surge este trabajo, que bajo el título La construcción y el paisaje en las ciudades Patrimonio Mundial. Historia, gestión y procesos, nos adentra en los valores que hicieron a Cuenca merecedora de ser ciudad Patrimonio de la Humanidad y en cómo se debe gestionar este galardón en el futuro.